Con motivo de la columna de Eduardo Lalo en El Nuevo Día de hoy 17 de diciembre de 2016
Con respeto y reconocimiento
Con respeto y reconocimiento
El error del otro no justifica el error de nosotros. El error del otro no significa que estoy acertado. De los errores se aprende.
No es lo mismo “democracia” bajo el centralismo democrático de Cuba, que “democracia” bajo la colonia. De igual modo, no es lo mismo “totalitarismo” en Cuba, que “totalitarismo” en la partidocracia puertorriqueña.
Winston Churchill: la democracia es el peor de los sistemas, pero es lo mejor que conocemos. Entre la cubana y la colonial puertorriqueña, prefiero la última. Y no es que sea buena. Pero al menos se puede luchar para corregir los errores y para contrarrestar el poder arbitrario.
La virtud de la no definición es que uno puede ser pragmático en el buen sentido. Sólo los pragmáticos tienen posibilidad de ser buenos políticos y hacer el bien. Está el pragmatismo al servicio, no de ideales que a fin de cuentas tiranizan, sino al servicio de encontrar la mejor solución. Ese es el sentido de Muñoz Marín. No fue un buscón. No fue un tonto útil. Fue una figura trágica. Así lo capturó Pancho Rodón.
Lenin escribió un panfleto, “¿Qué hacer?”. Sería de tontos leerlo buscando orientación para lo que hay que hacer ahora. Esto estuvo bien en la época de Fidel, aun cuando ya se sabía que estaba bien equivocado, luego de la experiencia de cincuenta años. Pero los de aquella generación no lo sabíamos, o no queríamos creerlo. La religión es difícil de sacudírsela ante la evidencia. Por eso están los que se van al extremo y se convierten en ateos, que es otro modo de ser religiosos. La reflexión tiene que ser más profunda.
Cayó el muro de Berlín, pero muchos no se enteraron que volvimos al punto cero de nuevo. Siguieron repitiendo las consignas de antes. Es como en el catolicismo que muchos no admitieron los cambios del concilio de mediados de siglo 20. Las religiones se resisten al cambio, sobre todo si hay que volver a comenzar a pensar los asuntos.
Se cayó el ELA y el Partido Popular, pero muchos no se han enterado de que hay que empezar de nuevo. Quizás es que no sabemos por donde habría que empezar de nuevo. Quizás esa tarea le corresponde a los que vendrán dentro de dos generaciones, como sucedió hace cien años.
Como escribió aquel historiador de la ciencia, a veces ha habido que esperar a que se muera toda la generación anterior de científicos para que los nuevos descubrimientos y las nuevas teorías se puedan aceptar.
Y aun así los que están firmes en las convicciones como si fueran credos religiosos, seguirán transmitiendo sus prejuicios, como en el ejemplo de la evolución de las especies.
El experimento de Cuba fracasó, hay que revisarlo. De inmediato alguien se levantará y gritará “¡Revisionismo puro!”, pero será de los de acá, de los que están fuera de Cuba y Venezuela. Los que están dentro, saben. El ELA se acabó. Hay que empezar de nuevo, aunque sospechemos que esto es cosa de Sísifo.
–Luis Muñoz Rivera
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