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El chantaje emocional de la línea dura



Un chantaje equivale a una extorsión, que el diccionario define como “Presión que se ejerce sobre alguien mediante amenazas para obligarlo a actuar de determinada manera.”
En la extorsión se pide dinero, se le “extrae” dinero a las malas, violentamente. Se le presenta una foto a la persona, por ejemplo, haciendo algo indebido. Se le pide dinero a cambio de mantener el secreto de la foto.
En el chantaje no necesariamente se pide dinero, sobre todo cuando el chantaje es emocional.
La línea dura es la manera de pensar y actuar a los límites de la expresión de unas ideas, o ideales. Un ejemplo de línea dura es la manera de definir los pecados asociados con el sexo en la doctrina moral católica tradicionalista. Matar es algo malo en sí, es de por sí un pecado mortal, no importa la circunstancia. Por contraste, comer carne en Viernes Santo no es malo en sí, como tal. 
Y hay ocasiones en que matar es excusable, aunque sea malo en sí, como en defensa propia, o en una guerra. 
Pero esa flexibilidad para ver “las excepciones a la regla” no ha contado para la moral católica tradicional y se ha definido todo placer sexual como intrínsecamente malo. Recuerdo en escuela superior, cuando el profesor habló sobre “la castidad dentro del matrimonio”, no entendí un pepino. Los moralistas católicos extremistas, los de la línea dura, propondrían que hay que concebir los hijos con amor casto, sin placer sexual. Claro, ellos mismos practican el celibato. 
Así, los extremistas católicos condenan el aborto siempre, en toda circunstancia, sin excepciones. Mientras que el homicidio puede ser excusable a veces. Pero eso no aplica al aborto. De la misma manera los tradicionalistas condenan a cualquier católico que se atreva a decir algo contra la Virgen, en su percepción. Hasta los papas han estado bajo esa coerción, ese chantaje emocional. Demos gracias a Dios por Papa Pancho, que no tiene remilgos para decir lo que piensa. 

Lo mismo ha sucedido con el dinero y la banca, que han sido demonizados. Como el sexo, se ha dado por sentado que son “pecados necesarios”. Claro, si uno toma distancia y piensa sobre eso, se da cuenta que es algo absurdo, como la escena de una de las películas de Buñuel en que los invitados se retiraban a comer al retrete. Nadie comía en público, era algo vergonzoso.
Ahí está el ejemplo de la usura, condenada por la biblia. Los judíos en la Edad Media la practicaban porque la prohibición sólo aplicaba a los judíos, es decir, a la usura entre ellos mismos. Entre ellos se prestaban dinero sin cobrarse intereses, como buenos hermanos. Pero le cobraban intereses a los no judíos, sin problemas, sobre todo si los demás oficios y maneras de ganarse la vida estaban fuera de su alcance en aquella sociedad. 
Entonces, los cristianos, que sentían aversión por aquella gente, venían a negociar con los judíos por necesidad. Entre tanto, los papas condenaban la usura, como dice la biblia. 
Ese es el chantaje emocional que puede institucionalizarse. Se da cuando los de la línea dura imponen su criterio de manera extrema al punto que nos da vergüenza lo que debiera ser comportamiento normal. 
Recuerdo una ocasión cuando en un comité para presentar agravios presenté un borrador de una carta que comenzaba, “Estimado señor decano…”; de inmediato saltó uno y objetó, porque “…no merece la estima de nadie…”, etc. Tardé un tiempo en convencer de que se trata de un simple formalismo protocolario sin más. Ya puede el lector imaginarse lo productivas que pueden ser las reuniones de comités, sobre todo en las universidades. 
En 1971, cuando hubo muertes en el Recinto de Río Piedras, opiné que los estudiantes no andan portando pistolas y que me parecía que el asunto fue provocado por elementos extraños. Cuando Don Jaime Benítez reclamó la idea de la “Casa de estudios”, fue objeto de burlas.
Es el problema de los liberales, o de los realistas. Es difícil habérselas con el chantaje de los extremistas de izquierda y de derecha. Los extremistas no trabajan con ideas, ni con ideales. Trabajan con consignas que son abreviaturas de ideas. Si las ideas a veces no nos dejan ver la realidad, que no será cuando sólo manejamos abreviaturas de ideas. 
Por eso, a menudo en la historia se comenzó luchando a favor de los pobres, como en Francia, Rusia, España, Cuba, Venezuela. Luego esa lucha degeneró hacia el chantaje emocional y luego terminó en los crímenes más terribles. La lógica nos dice que no  necesariamente tiene que ser así. 
“Uno comienza luchando por la libertad y termina organizando una policía secreta.” Es una línea que Camus puso en boca de un policía en una de sus obras de teatro. Vale la pena leer la obra, Los posesos.
Una composición de tres fotos: el arco de triunfo, París; un trabajador en Cuba; Río Piedras
Uno piensa, “Si conseguimos que en Cuba haya democracia, los que piensan como los de Miami se alzarán con el poder”.
Y también uno piensa, “Si respaldamos a los enmascarados y encapuchados de Río Piedras, terminaremos con el socialismo del siglo veintiuno en el gobierno”.
Un americano diría, “You cannot have your cake and eat it too.”
Si quieres paz, lucha por la justicia. El problema está en que para que haya justicia, no puede haber libertad, como decía Popper.

Es como decir, si quieres un matrimonio sin placer sexual, salte de la realidad.




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