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GEOPOLITICA



Colonización de América

La geografía como el cuerpo puede ser destino. Igual, la gente con que uno se descubre viviendo al ir llegando a ser adulto. Uno no escoge los vecinos y los colegas del lugar de trabajo que ya están ahí, como no escoge los compañeros de salón de clases. A uno lo tiran a vivir con ellos como un actor lanzado al escenario en medio de una obra cuyo libreto uno desconoce.
Así, como señala el autor Peter Zeihan (The Accidental Superpower, New York: Twelve, 2014) México es país árido e inhóspito. La población está mayormente en las montañas sobre el nivel del mar. Esto hace que estén aislados unos de otros. Esto trae consecuencias políticas y sociales. El feudalismo es más natural. Es difícil sacudirse del aislamiento, tan siquiera para el narcotráfico. Los carteles son otra manera de feudalismo.
Uno dice: es que a México le arrebataron buena parte de su territorio, desde el Río Grande hasta California. Cierto.


Carreteras y ferrocarriles: comercio interno

Aun hoy México casi no tiene vías férreas, en comparación. Las carreteras dejan qué desear. Y no hay mucha disciplina con los horarios al momento de seguir los itinerarios. Una de las ventajas de los trenes es que abarata los costos para llevar productos para venderlos a lugares lejanos. Los trenes también son más seguros. No es tan fácil asaltarlos para robarse la mercancía. Un factor importante en el desarrollo del Far West fue el tren. Pero México es montañoso, eso del tren no es tan fácil. 
Los ganaderos de Texas contrataban cowboys, vaqueros, para que guiaran las manadas por tierra y llevaran las reses al norte. Con el tren esto se simplificó y el vaquero legendario se convirtió en un personaje de circo. 

(Creo que fue VanderBilt,) el que entró en el negocio de fabricar trenes y comprar rutas. Se inventó el vagón nevera cubierto de hielo. Así, los ganaderos pudieron enviar las carnes en vagones neveras hasta Chicago y allí la procesaban para enviarla de nuevo al Este, por tren y por barcos río Misisipí abajo, los Grandes Lagos arriba, etc. En el proceso hacían embutidos rindiendo la carne con aserrín y cosas por el estilo, igual que los hispanos. La diferencia está en que eventualmente el gobierno de Washington pudo intervenir gracias a la prensa y al clamor popular. En México hubiesen matado a los editores del periódico. 
¿Hubiera el General Santa Ana promovido la construcción de vías ferroviarias? Aparte de eso, es un hecho que (a) en México no había un excedente poblacional tal, que  llevara a cientos de mexicanos a competir por el oro en California, por ejemplo; (b) no había ingenieros como los que West Point ya estaba graduando en grupos todos los años para el ejército; (c) no había la imaginación como la que llevó a más de un inventor a producir innovaciones para el mercado europeo como en el caso de Winchester, Colt, Eli Whitney y otros. Ni qué decir del desarrollo de una industria siderúrgica (productora de acero). Para echar adelante hubiera sido necesario hacer una revolución como la que se intentó en 1910. Y no resultó.


¿Competir en la fiebre del oro?

A México le empezó a ir mal cuando se descubrió oro en California, en 1849. El gobierno de Washington hasta montó una planta para acuñar monedas en Colorado que todavía está en funciones. Los anglosajones comenzaron a desplazarse por todo el Oeste en manadas. Y, cierto, comenzaron a reclamar tierras como si fuesen Adelantados españoles. Pero a diferencia de los Adelantados que se convirtieron en señores feudales, los colonos anglosajones doblaron el lomo ellos mismos para trabajar la tierra.

Los hispanos hubiesen necesitado un llamado oficialista a ir a buscar oro. Y eso de buscar oro era cosa de "los de arriba". A los de abajo, ni se les ocurría. En la tradición hispana es peligroso que los de abajo asuman iniciativas, cosas del sistema feudal. Como entonces hay que hacerlo a las malas, el esfuerzo fácilmente degenera en anarquismo.

Los anglosajones venían de una cultura de trabajo. Hasta el rey Jorge III de Inglaterra cultivaba un huerto y hacía experimentos con las plantas y llegó a decir que le hubiese gustado ser recordado como “Jorge el Agricultor”. Difícilmente un señorito de Madrid, como los que pintó Goya, se hubiese sentido orgulloso de ser agricultor.

El rey Fernando VII -- adivinamos su carácter por la mirada
Por la razón que fuere en el mundo anglosajón había cultura de trabajo y más aun entre las clases más pobres. Sería interesante comparar los esfuerzos de reforma agraria en Inglaterra y los esfuerzos de Jovellanos en España. Este último tuvo que dedicar mucho tiempo a las disputas con políticos en Madrid y terminó retirándose a Asturias para desarrollar las minas en su propiedad. En Madrid, bien gracias. Como en el mundo hispano hasta hoy, el gobierno está ahí para entorpecer las iniciativas económicas.


Abrirse paso como empresario

Entre tanto gente como John Rockefeller comenzó como un simple empleado de colmado que buscó independizarse. Descubrió que podía comprar mercancía en Pennsylvania y enviarla por barcos y barcazas por el lago Erie a otros lugares al oeste. 
Por ese entonces (finales de siglo 19) hubo una fiebre de petróleo en Pennsylvania. Rockefeller decidió invertir en un pozo y ante la oposición de su socio que quería quedarse en el comercio de víveres le vendió su parte en el negocio para tener dinero para el pozo. De seguro su socio más tarde se arrepintió mil veces.
Los pozos eran chismes primitivos. Había que salir de la oficina y ensuciarse las manos. Alguien descubrió la manera de destilar el petróleo para hacer gas kerosén, para alumbrarse con quinqués y cocinar. Así, sacar petróleo resultaba más o menos rentable. 
A medida que el petróleo subió de precio los transportistas o muleteros comenzaron a subir sus precios. De ahí surgió la primera unión de teamsters, que hoy son poderosos. 
Logo de los Teamsters

Rockefeller decidió que si él llegaba a comprar todos los pozos de petróleo en toda su área más cercana, entonces el negocio sí sería algo bien rentable. Y eso fue lo que hizo. Esto le permitió comprar su primera barcaza. Y en cuanto a los muleteros, se inventó un vagón tanque para llevar el petróleo por tren. No fue fácil porque los muleteros le hicieron la vida bastante difícil. 
Nótese que sin financiamiento, no hay modo de echar adelante. En el mundo hispano se ve a los bancos como algo diabólico. Cierto, los bancos quizás desaparezcan en la nueva era digital, pero siempre habrá necesidad de financiamiento.
Rockefeller fue un hombre de vida sobria, puritana, e iba a la iglesia bautista todos los domingos. Vivió en una casa grande, pero sencilla. Su único pasatiempo fue el golf, juego de sus antepasados escoceses. En él se modelará Rico MacPato. 
Entre tanto el control que tenía sobre el mercado del petróleo le permitió abaratar el precio de venta del gas keroseno. Los pobres, que antes no tenían dinero para comprar velas y alumbrarse, ahora podían usar quinqués a precios baratísimos. Y lo podían usar para cocinar.
Sin los millones de Rockefeller, eso no hubiese sido posible. Pasó lo mismo con Henry Ford, que se hizo famoso por pagar $5.00 al día, equivalente al salario normal de un mes. Los trabajadores de sus fábricas difícilmente iban a entender los escritos de Marx. 
Soplete a kerosén. En el mundo hispano
no había necesidad de algo así.

Todavía hoy día el gas kerosén resulta ecológicamente ventajoso, aunque no es la mejor alternativa. Pero es mejor que usar leña para cocinar. La leña y el carbón vienen de la tala de bosques. Como en Haití, uno puede terminar con un paisaje lunar, sin árboles. El terreno se degrada porque no hay raíces de árboles para detener la erosión y poco a poco va surgiendo un desierto. 
Recuerde esto el lector cuando le hablen de comida cocinada en leña.

Una vez alguien me dijo que en Cataño hubo, en tiempos de España, una planta para producir gas kerosén. 
Rockefeller tuvo la suerte de que los Benz en Alemania descubrieron la manera hacer un motor que corría a gas kerosén. La combustión del keroseno movía un pistón al modo con que el vapor de agua movía el pistón de una locomotora. Por ahí siguió la revolución del automóvil y Rockefeller, con su control del petróleo, se benefició inmensamente. 
Gracias a los millones del barón del petróleo y el barón de los autos, todos los años los salarios en las fábricas aumentaban, mientras los precios de los autos y la gasolina seguía bajando.
Con el automóvil personas que antes hubiesen vivido sin moverse más allá de algunos kilómetros, ahora podrían ir mucho más lejos. Podrían llevar sus vegetales a vender a una ciudad distante y traer de allá otros productos que no se conseguirían localmente. 
Abasteciéndose de gasolina en Arizona


El destino de la geografía

Claro, no es lo mismo moverse en las grandes planicies, que moverse por las montañas de América Central.
En nuestra América hispana todavía se utilizan los trenes de mulas para transportación. Y no hay uniones de muleteros. 
Entre tanto en México, por ejemplo, las carreteras son deplorables y no aptas para un gran movimiento de productos, aun internamente. Tampoco, como apuntado, hay una red ferroviaria significativa. En la misma España tuvieron que depender de extranjeros para montar sus trenes, lo mismo que en Chile, Argentina, y otros sitios.
Valga apuntar que Rockefeller fue visto como el ogro monopolístico que no quería dejar comer a los demás. El congreso de los Estados Unidos aprobó unas leyes antimonopolistas que siguen en pie hasta el día de hoy. Así obligaron a Rockefeller a romper su ESSO (Eastern Standard Oil Company) en varias otras compañías, como MOBIL, etc. En alguna situación análoga, en México el Jefe hubiese mandado a asesinar a medio mundo y aquí todo bien, gracias. Bueno, se nacionalizó el petróleo y PEMEX ha dejado mucho qué desear, al punto que se han vendido algunos de sus activos. En Venezuela Chávez sustituyó ingenieros experimentados por adeptos al partido, como en los mejores tiempos de la Unión Soviética. 
Sería interesante hacer un estudio comparativo de la administración de las compañías de petróleos en México y Venezuela, en contraste con Shell holandesa, por ejemplo.
Rockefeller por su parte comenzó un programa de trabajos de beneficencia pública. De ahí nació el Rockefeller Center de Nueva York y los murales de Diego Rivera, y un número de fundaciones benéficas. 


¿Los tentáculos del gran monstruo?

Los japoneses compraron Rockefeller Center hace unas décadas, lo mismo que las grandes compañías de cine de Hollywood. General Motors se fue a la quiebra y se inventaron otra compañía diferente, pero con el mismo nombre por no decir que ya no existía. ¿Hubiera sido eso posible si la sede del capitalismo internacional de veras tuviese unos tentáculos tan grandes?
¿Hubiera podido Chile, Argentina, Brasil, por ejemplo, unirse en un consorcio que “tumbara” el poderío económico norteamericano como lo hizo Japón, Singapur, Korea? Véase por ejemplo la historia de Samsung, de Kia, y compañías parecidas que hace unos años ni existían. Mitsubishi, que tiene una larga y distinguida historia (fabricaban los aviones japoneses de la Guerra Mundial) hoy no se ha ido a la quiebra de milagro.
No parece haber una mafia internacional que controle los destinos económicos del mundo, ni de nuestro mundo hispano. Es que tenemos que superar nuestras supersticiones.

En cualquier momento África nos deja atrás. Y nosotros, pendientes del socialismo del siglo 21. 


El rol del gobierno

Habría que quitarse de encima el atavismo mental hispano de que el gobierno está para emprender y resolver. 

El rey Felipe II en la España de la colonización de América exigía que todas las decisiones tenían que pasar por sus manos y toda la correspondencia de Indias tenía que ser sometida a su inspección. Esa idea de un "centralismo democrático" fue fatal en la competencia con otras potencias. Y los colonizados heredaron la mentalidad de niños a la sombra del paternalismo de la Madre Patria. 

Por contraste las colonias anglosajonas fueron autónomas desde un principio. Se veían como empresas privadas antes que proyectos de la Corona. Por eso, cuando la Corona se volvió un problema fue más fácil pasar a la idea de quitar a la Corona del medio. 
Fernanda Colmbo, árbitro en Brasil

El gobierno está para facilitar y ser árbitro. Los árbitros intervienen, pero no obstaculizan el juego. Los árbitros no son protagonistas, aunque se sabe que a veces son comprados por los grandes intereses. Pero eso es mejor que las otras alternativas.
Y en los casos más patentes, los árbitros se marchan, llenos de vergüenza, como se marchó Nixon de la presidencia, antes de que el Congreso lo encausara, le montara juicio de residenciamiento. Hay vicios en la democracia, pero es mejor que los otros tipos de gobierno.


La democracia en nuestros pueblos hispanos pareciera ser como una idea traída de afuera y por eso no es que creamos orgánicamente en ella. Al contrario de los colonos ingleses que vieron a la Corona como un problema, en nuestros pueblos, como en África, se ve a la democracia como el problema. Pensamos que lo que se necesita es "mano dura", no debilidad gubernamental.

Sentimos la democracia como un chaquetón que no expresa nuestra personalidad y que nos tenemos que poner por el "qué dirán". Vemos la democracia como el pretexto que usan los grandes intereses para timarnos. Es algo que no corresponde a nuestros sentimientos más personales. 

Quizás lo mismo podría decirse del empresarismo. Eso de montar un negocio por cuenta propia suena a capitalismo explotador. No es cosa de hombres verticales, ni de cristianos decentes. Pero no tenemos problema con el feudalismo.
Franco en Hendaya, en la famosa entrevista.
Los hispanos tenemos la astucia de los de abajo.

Así es como Maduro en Venezuela trató de echar a un lado la Asamblea Nacional, expresión de la voluntad popular, para montar una Asamblea Constituyente que le diera los poderes (como hizo Chávez antes y Fidel también) para ser "el que manda", "el Generalísimo", "el Caudillo de Occidente".

Es algo emocionante, como el realismo mágico.








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