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RAZON Y MISTICA


En uno de los diálogos de la película A Man for All Seasons Tomás Moro resalta el valor de las leyes. Si se nos apareciera el diablo, ¿con qué nos defendemos? Con las leyes. De lo contrario, el diablo puede persuadirnos con engaños simpáticos. No lo dice, pero lo implica. El diablo puede sugerir lo que llamamos racionalizaciones, excusas para convencernos a nosotros mismos y entrar en el camino del mal. 
Así, por ejemplo, uno no se fija mucho en la definición de los términos, ni atiende al orden de los pensamientos. Cuidar la redacción es una manera de hacer eso, de ordenar los pensamientos. Pero uno echa a un lado ese cuidado. Es más importante la idea, antes que las palabras. Igualmente puedes pensar que es más importante la experiencia, la mística, antes que la teología, los razonamientos. 

Por ejemplo, uno comienza una lucha contra los canallas y termina organizando una policía secreta. Encima, no tiene inconveniente con la tortura en sótanos ocultos. ¿Fue culpa de los “teólogos” del régimen, o de los “místicos”? 
Fue culpa de unos místicos sin mucha preocupación por la teología. Para comenzar a razonar sobre un tema, lo primero es definir los términos. Por eso los abogados licenciados también son filósofos. Con todo, véase la larga lista de abogados en los gobiernos que le hacen la guerra a sus propios ciudadanos. 

Hoy, 16 de mayo de 2018 sale una noticia que pone en evidencia un caso de racionalización mística. Representa la manera con que podemos encontrarnos indefensos frente al mal y la importancia de la lógica.
Se trata del arresto del líder de una secta católica en España. El sujeto comenzó hace unos treinta y tantos años atrás como un curandero; en una trastienda, me imagino. Al tener éxito organizó a sus seguidores en una congregación “de San Miguel Arcángel”, los miguelistas o miguelianos. Logró la aprobación eclesiástica y a partir de entonces se multiplicaron los reclutas. El obispo les encargó varias tareas en la diócesis. 

Arresto del gurú fundador de los miguelianos. Foto ABC. 

El relato recuerda la historia de los Legionarios de Cristo y el caso del abusador Massiel, que llegó a ganarse la confianza del Vaticano. Sólo que esta vez se ha podido detener antes que la secta creciera. 
Unas cuantas de sus víctimas lograron escapar la cárcel psicológica de esta especie de loco y pudieron ser escuchadas por las autoridades. Lo que describieron recuerda lo que décadas atrás denunciaron algunos del Opus Dei. Espero que el Opus haya cambiado (ver, por ejemplo, ¿Es el Opus Dei una secta?).
Los miguelistas tenían una organización piramidal. En la base estaban los exploradores, que seducían reclutas. Una vez dentro, caían en la red psicológica del fundador y del grupo. Se manipulaba a los miembros con procesos de sometimiento psicológico hasta anular su consciencia y su voluntad. La persona quedaba ciegamente al servicio del grupo. 
El fundador decía, y de seguro todavía mantiene, que él recibía comunicaciones directas de San Miguel Arcángel. En ese contexto hablaba y no era fácil contradecirlo. Un ejemplo de esto lo encontramos en el caso de una joven que lo denunció y relató que a los 19 años el fundador le hizo creer que estaba enferma y que la terapia consistiría en mantener relaciones sexuales con él, que serían limpiezas espirituales.
Ella se negó. Entonces el fundador le dijo que el demonio se metería en su cabeza para que tuviera pensamientos negativos contra él. ¿Cómo uno se defiende de un argumento así?
Si uno se mete dentro del espacio psicológico del loco, uno tendrá que pensar como el loco. La manera de salirse de ese “mundo” es con la lógica, con la razón.
El Bosco. Prado, Madrid.

Alguien podrá decir que la ciencia es una forma de religión y que los científicos son unos locos que nos seducen con sus argumentos. Pero hay una diferencia entre la locura de los locos y la “locura” de los cuerdos. Las teorías de los cuerdos se dan en diálogo con la experiencia y bajo el régimen de la lógica, de la razón.
El origen de unos pensamientos “malos” sobre una persona puede ser: (1) el diablo; (2) mis sentimientos y mis pasiones; (3) una conducta merecedora de ser valorada negativamente.
Mejor comenzar por la tercera alternativa, antes de irse a las dos anteriores. 
Nuestra defensa contra los locos es la lógica. ¿Hay que irse por el mundo con una ametralladora asesinando canallas? Hay que primero definir “canalla”. Después hay que dejar que el supuesto canalla se defienda de la acusación. Y después hay que ver qué curso de acción habrá que tomar con aquellos que definitivamente sean canallas. 
El mundo no se arregla ametralladora en mano.
Los valores, como las ideas, pueden ser psicológicos; pero se refieren a realidades analizables en cuanto realidades. Esto del sentido de la realidad es lo que también denominamos sentido común. 


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