Lo que sigue va con motivo de la excelente columna de Benjamín Torres Gotay, “La dictadura púrpura”, que apareció el 18 de octubre de 2015. Plantea que, igual que en Cuba, los candidatos acá son filtrados por el cedazo de los comisarios de partido. Por tanto, no hay diferencia y la mezcla de azul y rojo produce la dictadura púrpura, lo que ya han llamado otros "la partidocracia".
Eso es cierto. A ese análisis añado lo que sigue.
La diferencia entre Cuba y Puerto Rico es doble. Primero, la más importante, la libertad de expresión. En Cuba hay peligro de hablar hasta con el vecino. Si uno no puede decir lo que uno piensa, no hay democracia.
Segundo, poder correr como candidato independiente. No importa que acá siempre pierden; en Cuba, ni eso.
[Nota de 2016: Leo al amigo Ángel Maldonado que dice que ahora Lúgaro (candidata independiente) será un muro de contención del PNP contra el PPD. Eso no desdice del principio: en Cuba no pueden haber candidatos independientes de oposición al gobierno, al partido.]
[Nota de 2016: Leo al amigo Ángel Maldonado que dice que ahora Lúgaro (candidata independiente) será un muro de contención del PNP contra el PPD. Eso no desdice del principio: en Cuba no pueden haber candidatos independientes de oposición al gobierno, al partido.]
Ah, una tercera. Uno puede demandar al gobierno.
Y también los jueces pueden procesar a funcionarios corruptos.
Esto es así aun en una colonia, Puerto Rico, sin presencia internacional por derecho político. Por eso, el argumento de la tiranía de la colonia no suena bien, como una nota fuera de registro en música.
Aparte de eso, ¡Qué mucha razón tiene el columnista! En términos de partidos políticos es prácticamente lo mismo. En términos de corrupción... la tiene que haber más donde no hay posibilidad de que el funcionario tenga que rendir cuentas en el futuro.
El sistema democrático capitalista tiene grandes imperfecciones, pero no tan grandes como las de un sistema totalitario como el de Cuba y como el que se busca implantar en Venezuela.
Una de sus ventajas es que no hay miedo a decir lo que se piensa. Si el gobierno de todos modos se empeña en no escuchar o perseguir lo que uno dice o escribe,
-hay trabas, leyes para hacérsela difícil al gobierno
-hay leyes para defender a las minorías
-es posible pasar leyes para defender a los que no piensan igual.
-hay leyes para fiscalizar a los funcionarios públicos
-hay leyes para defender la prensa y su libertad para decir y burlarse como le parezca; como a la TV y a los demás medios
-aun dentro de nuestra partidocracia, los gobernantes tienen que rendir cuentas y pueden ser sustituidos cada cuatro años, aunque sea por alguien del partido alterno
-hay leyes y posibilidad de ponerle trabas a los que quisieran imponerle a los demás su manera de ver el mundo, su moral particular, su intolerancia o sus ideologías y convicciones religiosas
-hay manera de corregir los errores cometidos.
Un sistema en que el criterio es la verdad absoluta de la ideología del régimen
-es dificilísimo cambiar los errores de lo que ya está establecido
-es imposible defender a los que piensan distinto
-las minorías están desamparadas
-no es posible denunciar, ni fiscalizar a los funcionarios públicos, mucho menos sustituir a los gobernantes por incompetentes, o por otras razones válidas.
Me parece….
PD (11 noviembre 2016) Chávez pudo conservarse en el poder en Venezuela gracias a que los Estados Unidos decidieron que sentían vergüenza por contradecir los resultados de los comicios electorales que le favorecieron. Pero ahora, cuando los venezolanos tratan de reclamar su democracia, se les hace cuesta arriba.
PD (11 noviembre 2016) Chávez pudo conservarse en el poder en Venezuela gracias a que los Estados Unidos decidieron que sentían vergüenza por contradecir los resultados de los comicios electorales que le favorecieron. Pero ahora, cuando los venezolanos tratan de reclamar su democracia, se les hace cuesta arriba.
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