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La manera de acabar con la economía de un país

Duque de Lerma

En el 2008 el presidente Chávez anunció la compra–nacionalización de los activos del Banco de Venezuela que en aquel momento pertenecía al Grupo Santander.
Junto con el anuncio, dado el jueves 31 de julio de 2008, anunció la promulgación de unas 26 medidas (leyes) por decreto según las prerrogativas que le concede la actual constitución del país. Esas nuevas leyes incluyeron medidas para la reforma del sistema bancario del país. Ese sería otro tema; cómo esa reforma bancaria en Venezuela ha contribuido al desastre. 
Cualquiera con dos dedos de frente podía anticipar las repercusiones adversas a la economía de Venezuela. Luego alguien aparecerá con la excusa de que el país fue víctima de una conspiración del imperialismo o cosa parecida. Los comerciantes no tenían que pasar el trabajo de almacenar comida. Aparte de eso, ¿Qué hace la gente en época de un huracán anunciado? ¿Cuando el huracán ya causó estragos? Recuerdo cuando el huracán Hugo, que uno robó por asalto…una bolsa de hielo.  
Esto no tiene que ver con capitalismo o socialismo, sino con la realidad de las cosas. La riqueza de un país no está, no existe, sino que se crea, se produce. Para que haya producción, el gobierno tiene que facilitar ese proceso, no ponerle obstáculos. Y está visto que el método de Chávez, como visto en la experiencia de los cubanos, no conduce a la productividad que se necesita.
Como dijo una vez Ramiro de Maeztu, es cristiano repartir las propias riquezas. Pero es más cristiano usar las propias riquezas para fundar una empresa. Es la diferencia entre dar un pescado y enseñar a pescar.
Nos puede ser conveniente leer sobre la experiencia de España bajo el Duque de Lerma. Su historia es muy parecida a la de muchos gobiernos hispanos y sus fracasos económicos. Cuando los reyes de España se encontraban apretados, terminaban repudiando sus préstamos, por decreto real. Así, los prestamistas perdieron el entusiasmo de prestarle a los reyes. Llegó el momento en que en el mismo palacio real se pasaba hambre, según testimonio de la época.
Uno puede irse a la quiebra una vez. Todavía puede irse a la quiebra una segunda vez. Si uno intenta buscar dinero después de eso, va a ser difícil, pero no imposible. Está el caso de los prestamistas dispuestos a comprar bonos chatarra. Pero si uno se va a la quiebra una tercera vez, no habrá quien le preste dinero, a menos que uno pueda recuperarse por sus propios recursos y sin préstamos. 
Los españoles del siglo 16 y 17, como los que pretenden saber y no saben en Hispanoamérica, no estaban al tanto de que sin préstamos no es posible echar adelante. Los grandes multimillonarios necesitan a los bancos para poder continuar con sus proyectos. 
John D. Rockefeller, el fundador de la dinastía, que vivía sobriamente e iba a la iglesia bautista de su localidad todos los domingos, decía que al dar un préstamo no se fijaba si la persona tenía capacidad para devolverle el dinero en términos matemáticos, sino que se fijaba en su carácter. Una persona de buen carácter devolvería el dinero. Y una persona avezada, decía, invertiría su dinero de tal manera que su proyecto le daría un rendimiento mayor que el de los intereses del costo del préstamo. 
Rockefeller, él mismo incurría en préstamos para entonces invertirlo en sus empresas o para prestar a otros.




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