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Si no se hace lo que los jaquetones de legislatura y Fortaleza quieren, ¿Qué puede hacer la Junta?
¿Encarcelar al gobernador? ¿Ponerle un desacato en corte? Gritarán “¡Colonia!”. Estados Unidos pasará vergüenza ante el mundo. Por tanto, los de acá hay que respetarlos.
Esto es como el siguiente esquema.
- Tomo el préstamo dentro de la ley, aceptando lo convenido.
- No juego limpio, no cumplo, me salgo de la ley,
- me niego a devolver lo convenido…
- porque sé que desde la ley
- y otras consideraciones
- el otro no puede obligarme
- a pagar.
- A fin de cuentas hago lo que me venga en gana.
- Vuelvo a pedir un préstamo dentro de la ley.
- El otro no tiene manera de negarse.
Es lo que aprendieron a hacer en la escuela, cuando ponían al maestro en jaque metiéndole miedo con las consecuencias de no hacerse de la vista larga.
Es lo que los maestros hicieron con sus profesores en la universidad. Y lo que los maestros hicieron con los legisladores y alcaldes.
Si no se hace lo que yo diga, me llevo la pelota y no hay juego. Si no se hace lo que los jaquetones de legislatura y Fortaleza quieren, ¿Qué puede hacer la Junta?
¿Encarcelar al gobernador? ¿Ponerle un desacato en corte? Gritarán “¡Colonia!”. Estados Unidos pasará vergüenza ante el mundo. Por tanto, los de acá hay que respetarlos.
Es como el estribillo de los estudiantes una vez en huelga, “Reforma, o se forma”. Querían decir, “Se hace como decimos o se forma”. Es como ir a la mesa de diálogo ametralladora en mano.
La jaibería es como la corrupción. Es algo natural, como el polvo en las casas. Siempre va a estar ahí. Pero si uno no se cuida, termina con la casa polvorienta.
Es difícil legislar para ponerle coto a esto. Porque la jaibería es precisamente la habilidad para “darle la vuelta” a las leyes, para encontrar la manera de salirse con la suya a pesar de la ley.
Con calidad de vida no necesitan que se legisle la decencia.
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